martes, 4 de marzo de 2014

EL PAPEL DEL ESPIRITU SANTO

Seamos realistas, no importa cuánto nos esforcemos, todos nosotros tendremos que racionalizar todo tipo de plan malvado. Como mi padre ha dicho muchas veces, "Para muchas personas hoy en día, no hay tal cosa como el pecado, todo es explicable". El Espíritu Santo, va directamente al grano en este sentido. El Espíritu Santo es un don de Dios para convencernos del pecado. Cuando no estamos en estrecha relación con Dios, el Espíritu Santo utiliza el intercambio o predicación de la palabra de Dios para convencernos de la necesidad del perdón y la salvación de Dios en Cristo.
Si somos unos seguidores de Cristo, el Espíritu Santo mora dentro de nosotros para condenarnos cuando hacemos mal, y nos pone la necesidad de hacer las cosas bien con Dios. Conscientes de que la persona más miserable del mundo no es el Criminal, el maniático sexual. La persona más miserable del mundo es el cristiano que se rebela contra Dios, porque ese cristiano está atravesando una guerra interior.
Cuando el Espíritu Santo nos convence del pecado, el nos da un deseo interior de confesar nuestros pecados a Dios, a pedir perdón a aquellos que hemos ofendido. En este proceso, el espíritu Santo es el don revelador que idéntica al pecador y lo lleva a los pies de Jesucristo. El Espíritu Santo esta ahí para condenarnos, porque Dios nos ama y quiere lo mejor para nuestras vidas. Su convicción tiene que ver con el amor de Dios.
La Hermana Elena White nos dice: Aquellos en cuyos corazones mora Jesús por la fe, han recibido realmente el Espíritu Santo. Cada individuo que recibe a Jesús como su Salvador personal, ciertamente recibe también el Espíritu Santo a fin de ser su Consejero, su Santificador, su Guía y su Testigo. Cuanto más estrechamente camine el creyente con Dios, más claro será su testimonio, y como resultado seguro, será más poderosa la influencia de su testimonio del amor del Salvador sobre otros y más evidencia dará de que valora la Palabra de Dios. (Alza tus ojos pag. 18)