martes, 14 de febrero de 2017
El amor verdadero
Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros.
Juan 13:34
“Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado… En esto conocerán que sois mis discípulos…” Estas palabras no son palabras humanas, sino de nuestro Redentor.
¡Cuán importante es que cumplamos las instrucciones que nos ha dado! No hay nada que pueda hacer tanto para debilitar la influencia de la iglesia como la falta de amor.
Vivir para amar
Cristo es nuestro ejemplo. Anduvo haciendo el bien. Vivió para ser una bendición. La belleza del amor ennobleció todas sus acciones, y a nosotros se nos ordena seguir sus pasos. Recordemos que Dios envió a su Hijo unigénito a este mundo de dolor para “redimirnos de toda maldad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras”(Juan 3: 16).
Busquemos satisfacer los requerimientos de Dios y cumplir su ley. “El cumplimiento de la Ley es el amor”. El que murió para que tengamos vida nos ha dado este mandamiento, para que nos amemos unos a otros como él nos ha amado. Entonces el mundo sabrá que somos sus discípulos.
¿Un mandamiento nuevo? En los diez mandamientos ya existían los preceptos del amor a Dios y a los hombres.
En las Bienaventuranzas se habla también del amor, y en la parábola del samaritano, etc. Es nuevo porque es universal, se refiere a todos los hombres de toda condición social, sea amigos o enemigos, y cualquiera que sea su raza. Es nuevo porque no se trata de un amor cualquiera, sino de amar como Cristo nos amó, hasta dar la vida por nosotros, incluyendo a los que lo crucificaron.
Ya en la cruz pidió al Señor perdón para los que le mataron, y buscó una justificación para ellos: "Perdónalos Señor, porque no saben lo que hacen" "En esto conocerán que sois mis discípulos". No en que lleven un distintivo en la solapa, ni en la forma de vestir o saludarse; tampoco en que vayan a misa los domingos,0¿sábado ni en que recen, oren en un templo determinado o mirando a Jerusalén, ni en que no roben o sean castos.
Los cristianos se distinguirán o deberán distinguirse de las demás personas en una sola cosa: En el mutuo amor que se dispensen, en un amor tan grande que sean capaces de sacrificarse por "cualquiera de los demás". Todo ello por caridad, por amor a Dios, que murió por todos los hombres buenos o malos, blancos o negros, sanos o enfermos, el amor de Dios es para por todos.
Pero en los días postreros hay un pueblo de Dios que lleva su sello en el corazón y eses sello se acepta por amor. Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús.(Apocalipsis 14;12)
Feliz día.
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