martes, 4 de noviembre de 2014
EL PERDÓN.
Seis pasos para vivir una vida plena en la paz de Dios.
Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. (1° Juan 1: 9).
Perdonar es muy importante si tú quieres vivir una vida extraordinaria en paz.
Hay muchas personas atrapadas en sus culpas, pesares y en sus rencores, muchos de ellos queriendo poder perdonar pero “no pueden”, están luchando consigo mismo, y pasa porque sus expectativas son equivocadas acerca del perdón.
Es cierto que la vida no es justa, que hay gente que lastima, que te han hecho daño y que no merecen tú perdón.
Pero, ¿Será eso lo que Dios quiere para tu vida?
¿Será que Dios quiere que vivas de amarguras?
Entender que “el rencor” no es un sentimiento agradable.
Cada vez que piensas en la persona o en la circunstancia que lo provocó, vuelves a experimentar todas esas sensaciones desagradables como: ira, impotencia, frustración, dolor, ansiedad… todo eso es basura toxica que te causa estragos mentales y físicos en tu salud.
Pero si Dios no quiere que viva amargado, ¿Qué hago con esas heridas? ¿Cómo saco este rencor? ¿Cómo podemos perdonar?
Es importante entender lo que es el perdón, y lo que no es.
1. No es un asunto de emociones.
No tenemos que esperar sentir alguna simpatía por el ofensor, para poder perdonarle.
2. No es excusar.
No significa aprobar lo que hizo esa persona. No necesitamos estar de acuerdo con el ofensor ni tenemos que buscar excusas por su comportamiento.
3. No significa confiar nuevamente en el ofensor.
Esto es particularmente importante cuando el ofensor no se arrepiente de corazón (y esto es muy frecuentemente el caso). El perdón, en este caso, no significa que la relación personal sea restaurada.
La relación es restaurada solamente cuando el ofensor se arrepiente sinceramente, pide perdón y hace restitución. Mientras no sucede esto, no hay razón para confiar en él, ni mucho menos tener una relación de confianza con él.
4. Es olvidar.
Algunos piensan que no han perdonado realmente porque siguen sintiéndose heridos y no pueden olvidar la ofensa.
El “olvidar” de Dios significa.
Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio (hechos 3:19)
Que El ya no recordará estos pecados “en contra de nosotros”
El olvidar es un proceso en que obra el espíritu Santo en cada día en nuestra comunión.
5. Perdonar es una decisión.
Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo (Efesios 4:32).
Es un asunto “legal”. Perdonar significa “condonar una deuda” como nosotros somos perdonados.
6. Perdonar es un proceso.
Nunca es bueno presionar a alguien: “Perdonar es más es sanar el corazón” porque un corazón herido es un perdón muy superficial.
En algunos casos tendremos que perdonar muchas veces; cada vez que la herida surge nuevamente en nuestros recuerdos. Jesús nos enseñó a perdonar “setenta veces siete” (Mateo 18:22).
El perdonar es algo que haces por ti mismo, está en segundo lugar la persona que te hirió.
Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia (Efesios 4:31).
Cuando perdonas te liberas a ti mismo de poder volar, vivir a plenitud y con salud de mente, cuerpo y espíritu.
El proceso el perdón es una acción compartida entre lo humano y lo divino, Dios espera que demos el primer paso y luego Espíritu Santo nos acompaña en los seis siguiente.
Si confesamos nuestros pecados: Esta es una acción que es nuestra, aquí está la liberta que otorga Dios para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. (1° Juan 1: 9).
Lo mejor que puedes experimentar es el perdón de Dios.
Porque Dios nos perdono primero, Dios espera que tú perdones. Tu nunca tendrás que perdonar a otra persona, más de lo que Dios ya te ha perdonado.
Y si aun no te sientes perdonado también puedes recibir el regalo del perdón por medio de Jesucristo para que puedas otorgar el perdón.
Recuerda: “Nadie puede dar aquello que no tiene y nadie debe recibir aquello que no quiere”.
Pidamos en oración a Dios y al espíritu Santo que obre sobre nuestros rencores y comencemos a vivir una vida en la paz y perdón que solo Dios nos puede dar.
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