domingo, 10 de diciembre de 2017

Cicatrices…

El Espíritu del Señor es sobre mí, por cuanto me ha ungido para predicar el evangelio a los pobres; me ha enviado para sanar a los quebrantados de corazón; para pregonar a los cautivos libertad, y a los ciegos vista; para poner en libertad a los quebrantados; Lucas 4:18 Las contusiones y heridas recibidas sobre nuestro cuerpo, cuando son severas; nos dejan una marca (cicatriz) permanente, de por vida. Personas que han sufrido accidentes, han estado en una guerra, o han sido víctimas de violencia física y maltrato, conservan en sus cuerpos, una marca que les recuerda un trágico momento de sus vidas. Pero hay heridas que son invisibles a nuestros ojos físicos pues no se trata de heridas del cuerpo, sino del alma.
De alguna forma u otra, la mayoría de nosotros cuenta con alguna cicatriz como físicas como en el corazón y esta cicatriz pasa la mayoría de las veces en forma inadvertida a los demás. Sonreímos, saludamos, conversamos con los demás… en forma normal. Somos a veces a los ojos de los demás, personas, a las cuales la vida le sonríe. Pero bien sabemos que al reflejarnos en el espejo de nuestros recuerdos, vemos allí, las heridas que nadie puede ver, solamente Dios y nosotros saben que hay cicatrices. No podemos borrarlas, ni ignorarlas, ni olvidarlas, solo están allí en nuestro cuerpo y corazón. Muchas veces surge entonces en nosotros un sentimiento de impotencia, que exclama en un suspiro silencioso: “Ah si alguien supiera… de mis heridas y tristezas…” Quizá ninguna persona las sepa… Quizás me dirás que esto no es ninguna noticia nueva… pero Dios nos dice: “Él sana a los quebrantados de corazón y liga sus heridas” Muchas personas por impotencia frente a las heridas sufridas en el pasado, se rebelan contra Dios, cerrándole la puerta de su corazón. Es como quien se enoja con su médico, porque no pude curar su dolencia. Uno puede estar toda la vida preguntándose ¿Por qué me afectó esto a mí? A veces puede encontrar la respuesta y otras veces no. Pero lo cierto es que continuar en este estado, de autocompasión, sin entregar nuestra vida “al médico divino”, antes que mejorar, nuestro estado empeorará.
Hnos. Cristo entiende de heridas de cicatrices. Él fue herido en la cruz del calvario por todos nosotros. Su cuerpo fue maltratado, por los clavos, latigazos, azotes y la corona de espinas. Aún más, fue despreciado, recibió burlas e insultos. Pero sobre toda las cosas, el mayor dolor infringido fue que todos nuestros horrendos pecados… fueron cargados sobre Él. ¡Nosotros fuimos los que le provocamos las heridas a Cristo! Aquellos que golpearon a Cristo y lo crucificaron no sé si algún día pedirán perdón. Pero sí sé, que puedes ir hoy a Dios, y pedirle perdón por tus pecados, perdón por haberle rechazado a Cristo en alguna forma. Aceptar la salvación que ÉL nos da… y la sanidad que quiere ¡provocar en ti! ¿Aquel que sufrió heridas… acaso el, no comprenderá tus heridas? ¿Aquel Dios de amor que vino a buscarte… no querrá salvarte…? ¿No estará dispuesto Cristo acaso… a sanar a los “quebrantados de corazón.” ¿Veamos a su Palabra? Lucas 4: 16 al 30.- Jesucristo, a qué ha venido a este mundo, a sanar a los quebrantados. Y hoy ha venido para dar buenas nuevas. Como dice Lucas 4: 16.- Conforme a su costumbre hoy ha venido a su iglesia en día de reposo. Ha venido para sanar a los quebrantados de corazón; Para pregonar a los cautivos libertad, Y a los ciegos vista; Para poner en libertad a los quebrantados. El médico de los medico quiere tratar tu cicatrices. Su amor es la medicina más eficaz, nos cura de toda herida física y espiritual. Sus manos amorosas, quieren limpiar nuestros pecados y vendar nuestras heridas. No más cicatrices del alma… ¡sino sanidad en Cristo! En Lucas 4:29.- Que aún está Jesús rechazado por multitudes que a un tiene duro el corazón. Mientras lo crucifican de nuevo por sus pecados, que podamos honrarlo como el Salvador de los hombres, y tratar de hacer en nuestra vida su voluntad y sus estatutos cumplirlo por amor y obediencia. ¡Déjate curar por Jesús! Jesús nos dice: Jeremías 30:17 Más yo haré venir sanidad para ti, y te sanaré de tus heridas, Cuantos dirán ven Jesús toma mis cicatrices y sananas. Amen….