miércoles, 19 de marzo de 2014
Estilo de vida cristiana adventista
Vida cristiana
Tenemos un maravilloso encuentro fijado con Jesús: el día en el que él nos llevará a vivir a su lado para siempre. Ese encuentro será muy pronto. Mientras esperamos por ese día, debemos prepararnos para vivir en la presencia del Santo Dios y los ángeles celestiales.
¿Cómo podemos hacer eso?
Parte de esta preparación está en la manera en la que vivimos y en las decisiones que tomamos. ¿Cómo ha sido nuestra vida? ¿Será que debemos hacer algún cambio? ¿Será que podemos mejorar algo? Sí. Ese cambio se llama Reavivamiento y Reforma.
Los adventistas del séptimo día tienen altos ideales. El primero de ellos es ser semejante a Jesús. Eso quiere decir que queremos llegar a tener un carácter parecido al de él. El segundo es demostrar, por medio de nuestro estilo de vida, cuán parecidos somos a Jesús.
Las personas necesitan saber que somos hijos de Dios y que estamos preparándonos para vivir con él. De esa manera, podrán sentir el deseo de hacer lo mismo. ¿Conoces la historia del profeta Elías? El pueblo de Dios estaba viviendo como los paganos: se vestían como ellos, comían alimentos iguales a los de ellos, y hasta adoraban a los mismos dioses. Entonces, el profeta Elías promovió una reforma y un reavivamiento, ayudándolos a actuar como Dios esperaba que actuaran. Elías vivía tan cerca de Dios, que fue llevado al cielo en un carro de fuego. Pronto Jesús vendrá a buscarnos. ¿Estamos preparados para ir al cielo como Elías lo estaba?
¿Recuerdas a Juan el Bautista? Él fue elegido por Dios para llamar al pueblo a una reforma y un reavivamiento a fin de que recibieran a Jesús: el Mesías que estaba por llegar. La Biblia cuenta que, antes de que Jesús vuelva, vendrá otro Juan, con el mismo poder para convertir personas. ¿Sabes quién es el Juan Bautista de hoy? La Iglesia Adventista. ¡Tú eres miembro de esa Iglesia! ¿Estás listo para testificar con poder?
¿Cómo puedes ser un Elías o un Juan Bautista? Una buena manera es siguiendo su modelo de vida con respecto a la comida, bebida y vestimenta. Veremos lo que, a través de la Biblia, Dios les recomienda a aquellos que quieren estar listos cuando él vuelva; a aquellos que quieren escuchar el llamado y alertar a otros; a aquellos que desean promover una reforma y un reavivamiento, tal como lo hicieron Elías y Juan el Bautista.
1) Vida Santa
Jesús vendrá a buscar solamente a los santos. ¿Tú eres santo? Tal vez pienses que no, pero los santos son quienes oyen la voz de Dios e intentan atender sus órdenes.
“Sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir” (1ª Pedro 1:15).
¿Cómo puedes hacer eso? Oímos la voz de Dios a través de la lectura de la Santa Biblia, la Palabra de Dios. Por eso, necesitamos ponerlo en práctica, incluso las partes que no concuerdan con lo que nos gusta o hacemos.
2) Crecimiento Espiritual
El crecimiento forma parte de la vida. ¿Ya te diste cuenta de cuánto has crecido en el último año? ¿Y si contaras desde que naciste? Estás creciendo física, intelectual y socialmente.
En la vida espiritual, también necesitamos crecer día a día. ¿Cómo es posible? Solamente separando la primera hora de cada día para estar con Dios; y eso puede hacerse a través de la lectura de la Biblia, el estudio de la lección de Escuela Sabática, libros devocionales, libros de Elena de White, y a través de la oración.
“Sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo” (Efesios 4:15).
Cuando Jesús venga a buscarnos, debemos estar listos para vivir con él en un mundo espiritual, y solamente conseguiremos eso, si estamos fuertes y maduros espiritualmente.
3) Pureza
¿Recuerdas a José? Incluso en Egipto, lejos de su familia, él sabía que no estaba solo. Dios estaba a su lado y él no mancharía la propia mente y cuerpo con algún tipo de inmoralidad. José resistió con firmeza las terribles tentaciones. Dios estaba siempre con José y, de la misma manera, está siempre contigo. ¿Quieres prepararte para vivir delante de él para siempre? Que tu pedido a diario sea: “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”. Conserva la mente pura. Piensa solo en cosas buenas y no necesitarás preocuparte tanto cuando lleguen las tentaciones, pues no estarás acostumbrado a pensar en cosas que te lleven a pecar.
4) Recreación y los medios de comunicación
En el cielo, los momentos de recreación serán fantásticos. Pero si estamos preparándonos para vivir allá y experimentar actividades muy radicales, como volar, debemos prepararnos desde ya.
“No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él” (1ª Juan 2:15).
Debes ser cuidadoso con la clase de libros y revistas que lees. Ten precaución con lo que ves en la televisión, en las páginas que visitas en Internet, o en cualquier otro tipo de medio de comunicación. Tal vez sea necesario hacer una limpieza y eliminar algunos DVDs, videojuegos o CDs que no sean buenos para un cristiano. De esa manera, no contaminarás tu mente y corazón con cosas malas, que promueven la violencia, deshonestidad, falta de respeto, incredulidad, adulterio, pornografía o cualquier tipo de otro vicio, incluso el uso de palabrotas o lenguaje o señas obscenas. Tal vez te inviten a ir a lugares no apropiados, como estadios deportivos, teatros o cines. En estos lugares, no tenemos control sobre lo que se presenta o sobre el evento que se está desarrollando. Por lo tanto, no podemos elegir o seleccionar solo lo que es bueno. Además, probablemente actuaremos como todo el mundo está actuando, haciendo cosas que no haríamos si no estuviéramos allí.
El ambiente de esos lugares está preparado para causar un fuerte impacto en la mente de quienes los frecuentan, haciendo que acepten determinadas ideas, aunque sean contrarias a la fe cristiana. Y, además de eso, esos lugares cobran entrada. ¿Será que no debemos usar nuestro dinero, del cual Dios es socio, en algo mejor?
Otra cosa que debemos considerar es: ¿Qué testimonio le damos a nuestros amigos, cristianos y no cristianos cuando estamos en esos lugares? ¡No podemos ser piedra de tropiezo para nadie! ¿Será que bailar solo entre amigos es pecado? El baile normalmente viene asociado al uso de bebidas alcohólicas, drogas, prácticas de violencia y un comportamiento desenfrenado y sensualizado. Por eso, si estamos preparándonos para el cielo, debemos evitar el baile. Su promoción y práctica no armonizan con los principios cristianos adventistas; ni en un contexto particular, residencial, o en actividades espirituales o sociales realizadas por la iglesia, como tampoco los lugares donde este se practica; como discotecas y bares. Además, las canciones que escuchamos, religiosas o no, deben tener una letra y ritmo que glorifique solo a nuestro Señor.
Dios prepara algo mejor para nosotros.
“No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta” (Romanos 12:2).
5) Vestimenta
La ropa que usamos también habla de quienes somos. La vestimenta transmite un mensaje. Piensa en las ropas de Elías y de Juan el Bautista. Eran ropas sencillas. Ellos estaban más preocupados por su preparación que en verse bien o en la moda. Eso no quiere decir que no puedas tener buen gusto, pero tus ropas deben hablar de tu cristianismo.
Pensando de esa manera, no hay espacio en el ropero o placard, para ropas provocativas, sensuales, que promueven el orgullo y la vanidad. Sí debe haber lugar para ropas modestas y elegantes.
“Que las mujeres se vistan con sencillez, decencia y modestia. Que no usen peinados exagerados, ni joyas de oro o adornos de perlas ni ropa muy cara” (1ª Timoteo 2:9 TLA).
No solamente tenemos que cuidar de las ropas, sino de todo aquello que tiene que ver con la apariencia y arreglo personal. Después de todo, Jesús ya preparó vestiduras para el cielo: blancas y puras. No es posible prepararse para el cielo usando una vestimenta que lleve a las personas a hacer un juicio equivocado del cristianismo.
6) Joyas y adornos
En los tiempos de la Biblia, las personas usaban joyas pero, siempre que pasaban por un reavivamiento y una reforma espirituales, la primera actitud visible de esa renovación era el abandono de adornos.
“Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios” (1ª Pedro 3:3-4).
Tú eres único, especial y valioso. Jesús te evaluó así al comprarte por un precio impagable: su sangre. La Biblia deja claro que la vida del cristiano debe ser sencilla, sin gastos innecesarios. Al cristiano no deben interesarle las joyas de ningún tipo, los tatuajes, las pinturas o el maquillaje, porque esas cosas no contribuyen a aumentar nuestro valor delante de Dios. Nuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo. Debe estar bien cuidado, limpio, y debemos engrandecerlo solo para Dios, no para nosotros mismos.
7) Sexualidad
Dios nos creó como seres sexuales: hombre y mujer, macho y hembra. El Creador también instituyó el casamiento y lo hizo con tres propósitos: unión, procreación y placer.
Usar uno de esos atributos fuera del casamiento, es alejarse del plan de Dios, que incluye respeto, fidelidad, amor y consideración para con las necesidades del otro. La relación sexual es el regalo de casamiento de Dios a sus hijos. Por lo tanto, para que agradezcamos también por ese plan, tenemos que evitar el sexo fuera del matrimonio, y otras prácticas, para tener nuestra mente pura y para vivir más cerca de Dios.
“Pues no nos ha llamado Dios a inmundicia, sino a santificación” (1ª Tesalonicenses 4:7).
Otra cosa que debemos considerar es el noviazgo y casamiento con alguien que no comparte nuestra misma fe (yugo desigual), pues, esa persona no tendrá la misma comprensión de la vida de preparación necesaria para el cielo.
“No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?” (2ª Corintios 6:14).
8) Salud
“¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?” (1ª Corintios 3:16).
El Espíritu Santo habita en nosotros, pero no puede vivir en una casa arruinada o dañada. ¿A quién le gustaría eso?
Para cuidar bien nuestro cuerpo y nuestra mente, es necesario seguir el manual del Fabricante. Eso significa preferir comida vegetariana, no usar bebidas con cafeína o alcohol o drogas. Es preciso comer con moderación todo lo bueno y saludable.
A modo de ayuda, podemos contar con los ocho remedios naturales dados por Dios: agua, aire, luz solar, descanso (dormir temprano y levantarse temprano), ejercicios físicos, alimentación saludable, abstinencia de lo malo y confianza en el poder de Dios. Con todo eso, tendrás salud, evitarás ciertas enfermedades y podrás curarte de muchas otras.
Conclusión
Estas recomendaciones, son consejos y orientaciones para ser seguidas con mucha oración, como resultado de una profunda relación personal con Dios, en busca de sus verdades y de su presencia en la primera hora de cada día. Nuestra vida es una respuesta de amor a la bondad y el infinito amor por nosotros. La manera en la que actuamos y nos comportamos le cuenta al mundo en quien creemos y hacia donde estamos yendo
Y, finalmente, como los grandes atletas y vencedores, nosotros también recibiremos una recompensa del propio Jesús quien nos dirá:
“Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu Señor” (Mateo 25:21).”
Que Dios nos siga bendición cada día y su llegada será pronto porque Cristo esta esperando a su pueblo con los brazos abierto Amen.
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